Soñaban con su casa como un niño sueña con los reyes magos. Nunca pudieron tenerla. Su dinero se esfumó en la conciencia de un constructor sin escrúpulos. Ahora hay una parcela, y un letrero, cascotes y hierros oxidados. Ahora hay un monumento a la verguenza de un pais que se creyó más listo que nadie y acabó ahogado en su propio desatino.
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