Hace 30 años repartí junto con unos amigos las guía de teléfonos de todo el pueblo. Descubrí escaleras insospechadas y el peso exacto de una pila de guías. También descubrí que en todas las casas olía a pimientos asados. Hoy, en mi casa también huele. Manjar de dioses con un chorrico de aceite de Barrankiel...que aproveche.
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