domingo, 19 de enero de 2014

el tesoro de la ciudad inventada

el tesoro de la ciudad inventada by atxu
el tesoro de la ciudad inventada, a photo by atxu on Flickr.

Cuando Joseba encontró el mapa se quedó desconcertado. Tenía claro que esa cuadrícula eran las manzanas de la ciudad pero nada de lo demás encajaba. Esa cordillera azul no se parecía a ninguna de las montañas que la circundaban y ese mar amarillo tampoco era reconocible, por no decir nada del agujero negro situado en el centro del mapa. El lago helado tampoco pudo situarlo. Pero aún y todo Joseba sintió la corazonada de que era el plano del tesoro. Sí, sí, el plano verdadero, el que había buscado toda su vida. Y comenzó a estudiarlo. Primero entendió que las manzanas que le faltaban a la cuadrícula eran producto del bombardeo. Después infirió que la cordillera azul estaba planteada a la inversa y que no era una montaña sino el socavón que el último alcalde había hecho cerca de la planta de reciclaje, que a la sazón estaba llena de contenedores amarillos. Y el agujero negro significaba la aventura de lo desconocido y él, segureta donde los haya decidió adentrarse en él. Fue entonces cuando Joseba encontró el tesoro, sí, sí, el que había buscado toda su vida y a partir de entonces vivió con la sensación de que la felicidad se puede encontrar en un trozo de graffiti del barrio San Isidro, donde los niños juegan al salir de la Ikastola y Joseba había pasado toda su vida sin descubrirlo.

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