Tuvo la oportunidad de hacer una carrera pero no le dió la gana estudiar. Se quedó a la entrada de su casa toda todita la vida probando coloretes para sus labios, y para sus clavos, para sus vetas marcadas por el tiempo. Esta puerta no ha querido estudiar pero es la más hermosa y quizás la más inteligente de todas las puerta de su entorno.
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