Tuve la oportunidadde empezar a entenderte pero me resultaste excesiva y extrañamente distante. Allí me conjuré para no hacerte caso hasta el momento exacto de percibir los resto de humildad que te quedan y me quedan. Así, de un brochazo aprehendí tu existencia, de blanco y gris, tenue y matizada, amigable quizás...
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