miércoles, 4 de febrero de 2009

un instante para la reconciliación

deprimentemente bello

Nunca me ha gustado este edificio y nunca me gustará. Por eso cuando me encontré delante de él antes del amanecer en cierto modo me guiñó el ojo y se dejó hacer lo que en 70 años no había hecho. Mostrarse bello y apacible, sin altivez, sin chulería. Por ello le hecho ese retrato bello para que las dos partes, esas dos partes eterna e irreconciliablemente separadas por la frontera de la incomprensión, se unan de una vez y la nitidez de sus conciencias tengan un instante de abrazo continuado y fraterno. En un momento, el frío, que en ese momento caía sobre Pamplona cesó un instante, sólo un instante...

1 comentario:

Carlos dijo...

Pues bienvenida sea la reconciliación por muy corta que fué le sacaste buen partido.
Salud2